V.J.S.M.J.
La fundación de nuestro INSTITUTO DE ADORATRICES PERPETUAS GUADALUPANAS se debe a la R.M. MARÍA DE LAS MERCEDES MÉNDEZ PÉREZ-GIL quien recibió del Espíritu Santo el regalo del amor a la Eucaristía y el deseo de que fuera siempre adorada y de dar a conocer a los demás éste Misterio de amor.
La Madre Ma. De las Mercedes nació en la ciudad de Morelia, Estado de Michoacán, el 7 de diciembre de 1862. Sus padres fueron el señor licenciado Don José María Méndez Sánchez y la señora Doña Marina Pérez-gil de Méndez quienes, en un hogar pleno de ternura y amor procrearon diez hijos. La Madre María de las Mercedes ocupó el sexto lugar en esta familia ejemplar.
Dios la dotó de una belleza singular, en la que destacaban sus grandes ojos negros, de mirada dulce y profunda que sabían mirar “hasta el fondo de las almas”.
Todas las anécdotas de su infancia nos dan a conocer su carácter alegre, audaz, inquieto y sin temor a nada. Su hermana comentaba que de chica fue notablemente traviesa y juguetona como pocas, ya que constantemente estaba inventando travesuras. Con frecuencia, para que no hiciera travesuras o se peleara con sus hermanos, su mamá se la llevaba cuando tenía que salir. Sin embargo, se distinguía por una marcada inclinación a lo recto y una gran dedicación al estudio.
Educada en el ambiente de una familia piadosa y cristiana, amó a Jesús en su tierno corazón. Fue quizá en el día de su Primera Comunión, cuando prometió a Jesús amarle por siempre en el Sacramento de su amor.
Sencilla, bondadosa y humilde María de las Mercedes mostró desde temprana edad su vocación para servir a Dios en una comunidad religiosa, por lo que en 1880, a los dieciocho años de edad, ingresó como postulante al convento de las Madres Dominicas, en Morelia.
María de las Mercedes sintió que este convento no llenaba sus aspiraciones y en el año de 1884 se trasladó a la ciudad de México para ingresar a la comunidad de “Brígidas Sacramentarias” que en la Tlaxpana comenzaba a fundar por entonces la Madre María Loreto del Santísimo Sacramento. El convento era una grande extensión de terreno con unas cuantas piezas, donde todas las religiosas, las novicias y las postulantes, trabajaban en el campo con las vacas y las gallinas: vendían leche, cortaban alfalfa… De este modo, casi no había tiempo para el estudio, ni tampoco había silencio, recogimiento y oración. Más tarde, con el fin de ayudar a la formación espiritual de las religiosas, por disposición del Sr. Arzobispo de México, Don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, la comunidad se traslada al Santuario de la Virgen de los Remedios, naciendo así, el INSTITUTO MEXICANO DE LA ADORACIÓN PERPETUA, el 28 de mayo de 1885.
La comunidad es trasladada después a San Juanico, D.F. Es en esta casa donde el 12 de junio de 1885 hizo su profesión religiosa la novicia María DE LAS MERCEDES DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. Posteriormente, por su vida ejemplar, su fervor y cualidades extraordinarias que el Señor se encargaba de hacer resaltar, fue nombrada Maestra de novicias, y dos años más tarde, en 1887, elegida Superiora de la Comunidad.
Su gran amor a Jesús Sacramentado y la misión de nuestro Señor le dio de fundar un instituto dedicado a extender el amor a Jesús Eucaristía y la adoración eucarística, no la privó de sufrir adversidades sin fin, que afrontó con fortaleza de alma, paciencia y abnegación.
Hasta el año de 1930, un año andes de su muerte acaecida el día 2 de septiembre de 1931, la Madre María de las Mercedes desempeñó el cargo de Superiora de la Comunidad. ¡Cuarenta y tres años de entrega, de trabajo infatigable para hacernos el legado de una gran riqueza espiritual: LA CONGREGACIÓN DE ADORATRICES PERPETUAS DE SANTA MARIA DE GUADALUPE que después del Concilio Vaticano II se llamó INSTITUTO DE ADORATRICES PERPETUAS GUADALUPANAS! (APG).